viernes, 13 de abril de 2012

El don de tu historia es el don de tu amistad


È come un grande amore, solo mascherato un po'
Es como un gran amor, sólo que un poco enmascarado
(Un amico è così, L. Pausini)

 
Este artículo está dedicado a una persona muy especial de Salvatierra que conocí hace unas semanas en Internet tuve la oportunidad de conocer en persona y que fue; con el don de su historia que me inspiró a escribirlo.


John Powel decía que “Somos dones para compartir a los demás y a su vez los demás son un don que se nos comparte.” Creo que esta persona al igual que otras he tenido la oportunidad de conocer en mi vida han sido un don para mí.

Muchas personas creemos que nuestra historia, nuestra vida y nuestro ser no son importantes para nadie y que como no somos “personajes”; en nuestra idea “importantes” no influimos en la vida de nadie hasta que conocemos a esos hermosos seres llamados “amigos”

Es cierto que existen muchas personas para las cuales nuestro don es mera “contaminación” para ellos, que no quieren ser “perturbados” con lo que nos sucede, y que con la carga de su historia tienen más que suficiente. Yo me desgaste mucho tiempo en la búsqueda de un amor que valore muy poco o incluso nada el gran valor de la amistad.


Muchas veces en el camino infortunado, desesperado y urgido de conocer a un amor que fuera el indicado, que me hiciera sentir vivo e importante, perdí la noción de que el simple hecho de existir, de estar vivos nos convierte en un don para compartir a otros, y que a su vez, es nuestro deber aceptar el don que otros nos ofrecen al confiramos su historia.

Fue con los años y los momentos de soledad en que uno siente que no tiene a nadie y que casi de la nada, como un milagro, aparece la mano de una amigo, que lo comprendí

Lo más grande que le podemos dar a otro ser humano es el don de nuestra amistad al compartir nuestra vida, nuestra historia y nuestros sentimientos y lo digo porque es en esos momentos, en un café, en la escuela, en el auto, en el trabajo o chateando en Internet, desahogando lo que arrastra y lastima nuestro corazón en que muchas heridas del alma se pueden curar y un nuevo lenguaje y un nuevo entendimiento nacen, en ese momento cuando se puede ser realmente uno mismo.



Igualmente cuando una persona siente la libertad y la confianza de depositarnos su historia y su vida nos trasporta hasta donde él estuvo y somos participes de sus sentimientos, lo que nos acerca a él, a su sentir, enriquece nuestro corazón y abre nuestra comunicación a través de la empatía.

Esos mismos años por caminos extraviados, de soledad, de angustia, de miedo, de tristeza y desesperanza que me di cuenta que es a través de los amigos que se aprende a conocer el verdadero amor, porque todas las apariencias quedan atrás y puedes mostrar tu verdadera escancia y creas el ambiente propicio para que el otro sienta esa misma confianza.

Es como si en medio de una librería abres varios libros hasta que llegaras a uno y al abrirlo y al ver su contenido dices: ¡oh sorpresa! ¡Sí es esto lo que yo realmente quiero!.

Por eso es importante darnos cuenta de que la historia del otro es un don que se debe tomar de manera amable y respetosa, así como nuestro don debe ser respetado.

Porque no puede existir nadie en el mundo, con el conjunto exacto de características en el momento histórico preciso de la vida como cada persona a la que conocemos y que ha forman parte de mi camino, “nuestros amigos”.
Conocer el don de tu amistad es conocer el misterio excepcional que encierra tu historia…
PD. Amigos estoy escribiendo un cuento muy corto que publicaré en este bloc próximamente.


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